El marketing está pasando por un momento horrible donde los llamados gurús andan prometiendo los secretos mejor guardados para lograr ventas millonarias. Hablan, eso sí con tremenda elocuencia, de estrategias de performance, pero se les olvida algo super clave: la construcción de marca y las estrategias a largo plazo son tan necesarias como las acciones cortoplacistas.

Oigan, claro que las ventas son importantes, son el corazón del negocio; sin ventas, ¿entonces a qué estamos jugando? Pero miren, lo que realmente le da vida a las ventas va más allá de llenarnos de publicidad en redes sociales, en Google y bombardearnos de email marketing. Estos charlatanes, vende humo, nos hablan solo una parte de la torta, porque es la más fácil de vender. Hablar de leads, conversiones, citas, margen, ganancia, ROI… eso suena precioso. Es chevere hablar con datos, pero cuando llega la hora de la verdad, también cuenta la marca y el storytelling.

Aquí es donde entra la dirección de arte, un tema del que muchos marketeros deberían hablar, aunque no sean tan expertos. Las narrativas visuales y sus componentes como la textura, la forma, la línea, el color, la fuente, la imagen, la fotografía, el movimiento, el sonido… Todos estos elementos ayudan a fortalecer esa confianza y conexión hacia la marca.

Yo creo que un marketero deja de parecer un charlatán cuando habla desde el arte, porque esto implica hablar desde la pasión. Hablar desde una habilidad que nace de la interpretación y expresión de la vida misma y la naturaleza humana, no desde la desesperación de atrapar a alguien en un embudo de ventas y hacer sonar la caja registradora. El arte es desinteresado, mientras que enfocarse solo en las ventas puede dar una imagen de usura. Incluso, cuando un empresario habla con pasión de su servicio con una postura artística, tendemos a creerle más; por otro lado, cuando solo encamina una conversación hacia el cierre de una venta, nos da la impresión de que nos están timando. No quiero demonizar a las agencias y empresarios que solo se dedican y hablan del performance; busco un equilibrio para diferenciar a un marketero holístico de alguien que abusa de las herramientas, contaminando el propósito del buen marketing.

Últimamente, el criterio gráfico de un marketero me da una señal de mayor confianza que aquellos que te hablan de las fórmulas para ganar 100 millones de dólares en solo 3 meses con un embudo simple y un webinar completamente gratuito. A pesar de su confianza en ventas parecen estar desesperados mendigando atención y leads.

Si alguien me va a hablar sobre números, pero también tiene el tino suficiente para decirme cómo apreciar un buen diseño de los artes involucrados en la expresión de una marca, ¡wow, estamos hablando de un profesional completo que realmente se puede estar preocupando por mi marca y no solo en quitarme dinero!

Al final del día, lo que queremos son profesionales de verdad, no charlatanes. Buscamos a alguien que no solo sepa de clics y conversiones, sino que también entienda cómo darle vida a una marca con un diseño que pegue.

La dirección de arte fortalece la confianza en un mundo congestionado de charlatanes.