
El arte y la charlatanería
La dirección de arte importa. Y punto.
Vivimos en la era del “conversión primero”, del “hazlo feo pero que venda”, del “performance mata branding”. Y sí, vender es importante, obvio. Pero si crees que lo único que importa en marketing es el clic, el lead o la venta… este post es para ti, vendehumo querido.
Hace rato que vengo viendo cómo algunos personajes han reducido el marketing a un Excel con colores y un dashboard lleno de métricas que, si bien son necesarias, no cuentan toda la historia. Porque detrás de un anuncio que convierte, hay una marca. Detrás de una marca que se posiciona, hay una narrativa. Y detrás de esa narrativa, hay una dirección de arte que la viste, la hace tangible, memorable y coherente.
Pero entonces, ¿el arte no importa?
Parece que para algunos no. Porque claro, es más fácil vender una fórmula mágica que construir una marca con criterio estético, coherencia visual y peso simbólico.
Y ojo, no estoy diciendo que el arte sea más importante que la estrategia o que el diseño deba ser solo bonito. Estoy diciendo que la dirección de arte es parte de la estrategia. No es decoración. Es cómo la marca habla, se mueve, respira. Es lo que hace que una pieza no solo se vea bien, sino que transmita, que conecte, que deje huella.
¿Solo se trata de vender?
No. Se trata de construir. Porque si solo vendes sin construir, lo que tienes es un golpe de suerte, no una marca.
Hoy más que nunca, con tanta saturación, tanto scroll, tanto estímulo visual por segundo, la dirección de arte marca la diferencia. La diferencia entre una marca olvidable y una que reconoces con solo ver un color, una tipografía, una textura. ¿Y sabes qué? Eso también convierte. Eso también vende. Solo que lo hace con estilo.
El arte también tiene ROI
A los vendehumo les encanta el ROI. Pues te tengo esta: un estudio de LinkedIn dice que el 65% de las personas recuerda más una marca si su publicidad tiene una estética sólida y coherente. Y eso no se logra con Canva y una plantilla genérica. Se logra con dirección de arte. Con criterio. Con intención.
Una marca no solo se mide, se siente
No todo en marketing se puede reducir a números. Hay cosas que se sienten. Que construyen cultura, que generan orgullo, que te hacen decir “yo quiero ser parte de eso”. Eso no se mide en clics. Se mide en conexión.
Así que si estás armando una estrategia, piensa en arte. Si estás lanzando una marca, piensa en diseño. Si vas a comunicar, hazlo con estética. Y si alguien te dice que “eso no importa”, muéstrale una marca que realmente ames. Y pregúntale si eso se logró con un Excel.