Leer bien y escribir bien pagan un montón

Lea bien y escriba bien

(o cómo dejar de sonar como un robot sin alma)

Sí, ya sé. Suena básico. Como un consejo de esos que uno escucha desde el colegio tipo “no se pase el semáforo en rojo” o “cepíllese los dientes antes de dormir”. Pero a veces hay que volver a lo esencial, porque lo esencial se nos olvida.

Hoy todos quieren escribir. Todos quieren ser copy, storyteller, content manager, creativo senior, rockstar de las ideas. Pero pocos quieren (o saben) leer. Y ojo, no hablo de leer por obligación o de escanear titulares en Twitter. Hablo de leer bien, con ganas, con pausa, con conciencia. Leer para entender cómo se construyen las frases, cómo se encadenan las ideas, cómo una palabra puede tener peso, ritmo y hasta sabor.

Porque el que no lee bien, escribe en automático. Y cuando escribís en automático, suena todo igual: a guion de TikTok mal doblado, a PowerPoint de gerente que quiere “potenciar sinergias”, a post de LinkedIn con emojis de fueguito y motivación vacía.

Leer bien es afilar el machete. Es ver cómo lo hacen los buenos para poder escribir con criterio, con estilo, con intención. Y no, no para copiar, sino para entrenar el oído, el ojo, el gusto. Para decir “esto me suena bien” y “esto no me convence ni un poquito”.

Porque escribir bien no es solo poner comas donde van. Es decir las cosas como realmente las querés decir. Es conectar, emocionar, provocar. Es dejar de escribir como robot y empezar a escribir como persona.

Escriba, mijo. Escriba.

No espere tener la idea perfecta ni las palabras más rimbombantes. Escriba lo que piensa y como lo siente. Así, sin filtro y sin miedo al ridículo. Porque escribiendo se escribe mejor.

¿Que le da pena? A todos nos ha dado. ¿Que no le gusta cómo suena? Pues ahí está la magia: lo edita, lo vuelve a leer, lo pule… y ¡pum! mejora.

Aquí van unos consejitos de amigo verdadero:

No se trata de ser Vargas Llosa, se trata de sonar a usted. Así de simple. Así de poderoso

Lea, mijo. Lea.

Sí, ya sé que suena como regaño de mamá o profesor de Español de séptimo… pero es que es verdad. Leer es el mejor atajo que existe para escribir bien, pensar mejor y hablar con propiedad (sin sonar a Wikipedia).

Y no, no tiene que leerse “Cien años de soledad” cada mes ni fingir que ama a Kafka. Lea lo que le guste, lo que le pique la curiosidad, lo que lo haga decir: “mmm esto está bueno”.

Porque al leer uno empieza a agarrar ritmo, vocabulario, ideas, giros sabrosos, estructura. La lectura es la proteína del pensamiento.

Ahí le van unos tips para no quedarse dormido a la segunda página:

Así que ya sabe. Si quiere escribir con más flow, pensar con más claridad y tener mejores conversaciones, no hay truco raro: lea más.

Entonces nada, este es el post más cortico sobre este tema pero más honesto de este blog (no es que el resto de los contenidos no haya sido honesto… tú me entiendes). Si querés escribir mejor, leé mejor. Punto. No hay tutorial más claro, ni IA que te salve si no tienes referencias, sensibilidad y algo que decir.

Lea. Subráyese un libro. Ábrase un hilo. Júntese con textos que lo sacudan.

Y después, cuando escriba, no escriba por escribir. Escriba para que lo lean. Que, al final, de eso se trata.

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