
El storytelling no es lo que cuentan
El “cómo” lo cambia todo: lo que Guillermo del Toro nos enseña sobre storytelling
Entre el ridículo y el triunfo hay solo un paso; normalmente, es el que te hará crecer.
En el obstáculo reside el camino; en el ridículo, lo sublime.
No lo digo yo. Lo dijo Guillermo del Toro. Y como todo lo que dice este man, tiene una belleza y una verdad que golpea suave, pero profundo.
Si no lo conoces (cosa rara), Guillermo del Toro es director, guionista, productor, novelista y ganador del Oscar. Pero más allá de los premios, lo que importa aquí es su forma de ver el mundo y contar historias: con monstruos, con ternura, con dolor, con poesía. Él no cuenta el qué. Él cuenta el cómo. Y eso lo cambia todo.
No es qué cuentas, es cómo lo cuentas
Hay un error muy común cuando hablamos de storytelling: creer que se trata simplemente de “contar una historia con emociones y estructura”. Falso. El storytelling de verdad no es un ejercicio de guion; es un ejercicio de perspectiva.
Una buena historia se puede contar mil veces. Pero si sabes desde dónde contarla, puedes convertir lo predecible en algo brillante. Lo importante no es la historia, sino cómo decides narrarla, a quién se la cuentas y cuándo lo haces.
Y ahí está el poder del “cómo”.
El viaje del héroe… ¿del villano?
Piénsalo. Todos hemos visto la típica historia del héroe que supera obstáculos y salva el día. Pero ¿y si la misma historia se contara desde el punto de vista del villano? ¿Y si sus razones fueran más humanas que las del héroe? ¿Y si los valores que expone fueran igual de válidos?
Cambia el ángulo, y cambias la historia. Le das profundidad. Le das vida.
Vamos a aterrizarlo con un ejemplo simple
Una historia convencional:
Una persona entra a una tienda a comprar una bebida refrescante. La consume. Sonríe. Se siente mejor. Fin.
Bien. Ahora, cambiemos el “cómo”.
- Perspectiva del sol: El sol es el villano de esta historia. Quiere dominar, agobiar, derretir. Pero hay algo que se le escapa de las manos: una persona se toma una bebida tan refrescante que le gana al calor. El sol pierde. Se eclipsa.
- Perspectiva del balón: El protagonista es un balón. Rueda feliz en medio del juego. Pero el calor lo alcanza. Todo se detiene. Los jugadores se cansan. Hasta que se hidratan, se refrescan y lo vuelven a patear. El balón revive. La historia continúa.
- Perspectiva de la bebida: Ahora la bebida es el coach. Habla, motiva, guía. Le dice al equipo: “No dejen que la sed los saque del partido”. Y no es una metáfora. Es su rol en la narrativa: el mentor silencioso que mantiene el fuego encendido.
¿Ves lo que pasa cuando cambias el enfoque? No cambias el producto. Cambias el relato. Cambias la conexión emocional. El mismo “qué”, pero contado de otra manera.
Guillermo del Toro lo hace todo el tiempo
Su versión de Pinocho no es la historia de siempre. No es el cuento light de Disney. Es una oda a la muerte, al amor, al libre albedrío. Es oscura, bella y profundamente humana. ¿Por qué? Porque cambia el cómo. Cambia la lupa con la que mira el mundo.
Y eso es lo que nos deja como lección.
Storytelling no es contar, es provocar
El storytelling que funciona no es el que cuenta cosas, sino el que te cambia algo por dentro. El que agarra una historia que ya conoces y te la muestra desde un ángulo que nunca imaginaste. Es el que entiende que no todo tiene que ser nuevo, pero sí tiene que sentirse nuevo.
Entonces, la próxima vez que tengas que contar algo sobre tu marca, tu producto o tu vida… no empieces por el “qué”.
Empieza por el “cómo”.
Ahí es donde vive la magia.